En los últimos años ha aumentado en gran medida la litigación sobre casos de negligencia médica. Cada vez más, es muy frecuente que un paciente que haya presentado un problema en su atención médica decida demandar al profesional tratante y al centro respectivo. En algunos de estos casos efectivamente hay una negligencia médica, y el paciente obtendrá una sentencia que así lo declare, pero en muchos otros casos el tribunal determinará que no hubo negligencia médica.
En este sentido, es muy importante entender cuáles son los elementos que deben ser probados en juicio para que se tenga por establecida una negligencia médica. En términos simples, estos elementos son los siguientes:
- Acción u omisión del médico;
- Daño;
- Relación de causalidad entre la acción u omisión y el daño;
- Imputabilidad (dolo o culpa del médico).
Algunos académicos añaden otros elementos o los agrupan de manera distinta, pero en términos prácticos se trata de los mismos ingredientes esenciales de la responsabilidad civil (será distinto en un juicio criminal).
Asimismo, habrá ciertas diferencias de procedimiento si es que hubo un contrato con el paciente o si es que no lo hay, pero no las veremos en detalle en este artículo.
1. Acción u omisión del médico
El primer elemento para que pueda existir una negligencia médica es una acción o una omisión del médico al que se está demandando.
Si bien esto puede parecer obvio, es importante destacarlo por una serie de razones.
En primer lugar, el demandante tendrá que especificar cuál es el acto u omisión del médico del cual está reclamando. La importancia de esto es que ese acto u omisión es el que tiene que haber causado el daño. Por lo tanto, no basta con que el paciente diga genéricamente que un médico lo atendió y que después tuvo un problema: tendrá que especificar cuál es el acto u omisión y tendrá que probarlo al tribunal.
En segundo lugar, es importante destacar que puede tratarse de un acto o de una omisión. Por lo tanto, dejar de hacer algo que se debía hacer médicamente sí puede ser causa de una negligencia.
En tercer lugar, no puede responsabilizarse a alguien por las acciones de un tercero, salvo que exista una conexión importante (por ejemplo, supervisión).
De esta manera, el paciente demandante deberá probarle al juez que el médico demandado realizó un acto o incurrió en una omisión específica.
2. Daño
Es indispensable, para que la demanda pueda ser acogida, que el paciente haya sufrido un daño.
Si es que el paciente solo está molesto con la atención recibida, pero no tiene ningún daño, entonces una demanda no tiene sentido. Las demandas de responsabilidad civil tienen por objetivo que se reparen daños, así es que si no existen daños, la demanda no será exitosa.
El daño debe ser cierto (no puede ser hipotético), directo y tiene que ser probado al tribunal. Además, el demandante tendrá que probarle al tribunal cuánto dinero es necesario para reparar el daño (no puede inventar cualquier monto que le parezca, sino que tendrá que demostrarlo).
3. Causalidad
Sin embargo, no basta con que el paciente demandante pruebe que hubo un acto u omisión del médico y que sufrió daños. Será esencial también que pruebe que la acción u omisión del médico causó el daño.
Existen varias teorías jurídicas y filosóficas sobre cómo puede probarse esa causalidad, pero es carga del paciente demandante probarla.
Este punto es extremadamente importante. Muchas veces ocurre que un paciente demanda por daños que le produjo su propia patología de base y que, por tanto, no son causados por las acciones del médico. En estos casos, es importante exponer al tribunal que el daño del paciente no se produjo a causa de las acciones u omisiones del médico, sino que este se produjo a causa de la enfermedad que el paciente ya tenía.
4. Imputabilidad
Por último, será necesario que el daño haya sido causado al paciente por culpa o dolo del médico. De lo contrario, no se verifican los elementos de la responsabilidad y la demanda debería fallar.
En términos muy simples, y sin entrar en detalles, dolo quiere decir que el médico actuó con intención de causar daño y culpa quiere decir que no se actuó diligentemente.
Un punto muy importante es qué es lo que se considera actuar diligentemente. El término legal que se usa para determinar si es que médico demandado actuó diligente o negligentemente es “lex artis“. Actuar conforme a la lex artis significa, en términos sencillos, actuar conforme a los conocimientos, técnicas y prácticas médicas más actualizadas y aceptadas por la ciencia médica para tratar el caso respectivo.
Es muy común que un paciente demande a un médico por efectos adversos esperables de un tratamiento, pero en ese caso el médico podrá probar que el tratamiento sí estaba indicado médicamente y que fue ejecutado de manera correcta. En ese caso, si se logra establecer que el tratamiento fue conforme a la lex artis, la demanda debería ser rechazada. Para probar que los actos del médico sí fueron conforme a la diligencia exigible, se pueden usar distintos medios, incluyendo citar a otros médicos a declarar como expertos o acompañar documentos en los que conste el estado del arte.
En ciencias de rápido avance y cambio como la medicina, lo que era conforme a la lex artis hace un par de años puede que ya no sea aceptado. Por lo mismo, es muy importante mantenerse actualizado y al día con los conocimientos y prácticas que les son exigibles a quienes practican la medicina. Hay ciertas cosas que puedes hacer para minimizar el riesgo de que acojan demandas en tu contra.
Conclusiones
Para que una demanda de negligencia médica tenga éxito, será necesario que en el juicio respectivo se establezcan al menos los cuatro elementos mencionados en este artículo. Si falla cualquiera de estos elementos, la demanda debería ser rechazada.
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